Folio 20 del Codex Aureus también conocido como el Evangeliario de Lorsch
Entre todos los objetos preciosos hechos por el ingenio y la industria
del hombre, los libros se distinguen por su belleza y valor, siendo ellos los
depositarios del conocimiento, del arte y del sentir humano; los libros se han
convertido en maestros y amigos, en campos de juego, en puertas mágicas para
realizar viajes extraordinarios a través del tiempo y del espacio, incluso la
palabra de Dios se halla en un libro.
Junto con la humanidad, el libro ha evolucionado tanto en su forma como
en aspecto y contenido, desde el surgimiento de la escritura, que determina el
fin de la prehistoria y el nacimiento de la ciencia histórica hasta la
invención de la imprenta mecánica y la presente era digital.
Hoy en día es sencillo descargar un libro en internet o escuchar un
audiolibro en cualquiera de sus diferentes formatos, además de los libros
impresos conocidos por todos; sin embargo, resulta fascinante pensar que
durante miles de años los libros se hicieron a mano, gracias a los cuales
podemos conocer textos muy antiguos.
"Adoración de Shamash" sello cilíndrico de Mesopotamia
Louvre
En Mesopotamia, hace unos 5000 años aproximadamente se utilizaron cuñas para escribir sobre tablillas de arcilla, los mandatarios y mercaderes hicieron rodar sus hermosos sellos cilíndricos para firmar documentos y proteger sus propiedades y mercancías; en Egipto la escritura jeroglífica se elaboró sobre muros, monumentos y rollos de papiro. En el siglo II antes de nuestra era aparece el pergamino, un material mucho más resistente que el papiro y a partir del siglo IV, los libros dejaron de ser rollos para convertirse en páginas.
Sellos cilíndricos
Durante mil años los libros se produjeron en talleres artesanales y
monasterios, en los llamados scriptorium,
donde los amanuenses tenían el
oficio de copiar los libros. Un libro manuscrito tenía un alto valor
adquisitivo, ya que su elaboración no era sencilla, las materias primas eran
bastante costosas y la entrega del libro podía demorar algunos años.
Folio del Codex Argenteus o Biblia de Plata Siglo IV
Las páginas de pergamino están hechas de la piel
abdominal de corderos, cabras o terneras, criados especialmente para ello;
estas pieles recibían un tratamiento, primero se afeitaban con cuchillas curvas
para eliminar el vello y la grasa, después eran sumergidas en una solución de
cal y se colocaban sobre bastidores de madera para secarse y ser estiradas, por
último se suavizaban con piedra pómez y se blanqueaban con una capa delgada de gis
en polvo y pegamento; algunos pergaminos se teñían de púrpura, una sustancia
muy costosa y difícil de conseguir, estos se escribían con tinta de oro y plata
y eran destinados para los libros más valiosos. Con las hojas de pergamino se
hacían cuadernillos que eran enviados a los talleres donde los copistas
escribían cuidadosamente, utilizando una caligrafía muy estilizada; si se
cometía algún error se utilizaba un “raspador” una navaja pequeña con la que se
levantaba la tinta, generalmente el copista escribía con una mano y en la otra
tenía el raspador. Una vez que el texto estaba listo se le añadía la “rúbrica”
para destacar algunas líneas o letras iniciales con color azul y rojo, después se enviaba al iluminador que ilustraba las páginas, además de las letras
capitales y los márgenes.
Folio 34 del Libro de Kells
El arte del iluminador es una de las formas menos conocidas de la
pintura, ya que a diferencia de la pintura mural y de caballete, se encuentra
dentro de las páginas de un libro y se
conoce con el nombre de Miniatura, esta palabra deriva del
latín minium que era el color rojo
que se utilizaba para la rúbrica. La miniatura se realizaba con témpera que son pigmentos suavizados en
clara de huevo o goma arábiga, de origen mineral, animal, vegetal y otros
obtenidos por reacción química.
Para ciertos manuscritos se empleaban pigmentos preciosos como el
lapislázuli que se importaba de Afganistán, también oro en hoja o en polvo.
"El Zodiaco en la Anatomía del Hombre" Miniatura de los Hermanos Limbourg
Libro de Horas del Duque de Berry
Musée Condé, Chantilly
Finalmente se encuadernaban en cuero, terciopelo o metal con
incrustaciones, adornos de esmalte y tallas en marfil; estos libros eran de las
más diversas formas y tamaños, desde libros enormes que podían ser leídos por
un coro, hasta libros de forma circular, triangular, etc.
Cubierta con inscrustaciones del Codex Aureus de St. Emmeram
Estos libros son verdaderos tesoros, tanto por su valor material,
literario y artístico. Muchos de ellos se conservan en bibliotecas y museos de
todo el mundo, se les conoce con el nombre de Manuscritos iluminados o Códices
y fueron producidos desde el siglo IV hasta finales del XV cuando se introdujo
la imprenta.
Folio 19 del Codex Aureus de Lorsch
Se realizaron Biblias, libros de oraciones y cantos, además de obras
literarias como La Divina Comedia de Dante Alighieri, textos griegos y
latinos, libros médicos, etc.
Entre los más importantes destacan: El Génesis de Viena un códice
siriaco del siglo V escrito en
griego con tinta de plata sobre pergamino púrpura, cuyas miniaturas se
realizaron en el llamado estilo
continuado, en el que las figuras se desenvuelven con libertad y sin
interrupciones para las escenas de un mismo episodio, como sucede en La Columna Trajana. Se conserva en la
Nationalbibliothek, Viena. Codex Purpureus Rossanensis un
evangeliario siriaco del siglo VI escrito sobre pergamino púrpura. Museo
Diocesano de Rossano, Italia. Codex Sinopensis evangeliario siriaco del siglo VI escrito con tinta de plata sobre
pergamino púrpura. Biblioteca Nacional de París. Evangeliario de Rábula escrito
en lengua siriaca en el siglo VI y miniado por el monje del mismo nombre; de
colores brillantes y dramáticos, de gran expresividad y movimiento, en el que
tuvo un gran desarrollo la iconografía cristiana. Este Manuscrito es de gran valor
para la historia del arte y es citado a menudo como punto de referencia. Biblioteca
Medicea Laurenziana.
A través de los códices anteriormente mencionados, queda manifiesto que
la iconografía cristiana se desprende directamente de la estética oriental; por
ejemplo: La imagen del Cristo siriaco,
barbado, con manto y nimbo crucífero
que será representado así durante toda la Edad Media, muy diferente del Cristo
barbilampiño helenístico del arte paleocristiano, además de las figuras del Tetramorfos y los evangelistas
escribiendo sentados al inicio de sus respectivos evangelios.
"San Juan Evagelista" Folio 25 del Codex Aureus de Lorsch
"Junio" Miniatura de los Hermanos Limbourg
Libro de Horas del Duque de Berry
Musée Condé, Chantilly
Otros manuscritos iluminados importantes son: Salterio de Paris de
estilo bizantino escrito en el siglo X. Evangeliario de Godescalc hecho por
encargo del rey Carlomagno, Codex Aureus o Evangeliario de Lorsch proveniente
de la escuela palatina y de estilo carolingio. Libro de Kells y Libro
de Durrow ambos de estilo insular, y del estilo gótico internacional El
libro de Horas del Duque de Berry iluminado por los hermanos
Limbourg conocido como El Libro de las muy ricas horas del Duque de
Berry, entre otros.
Pedro Sacristán
Artista Plástico
Recuerden que "Conocimiento que no se comparte es como un tesoro enterrado en una isla desierta que a nadie aprovecha."
*Las imágenes utilizadas en esta entrada son de dominio público y fueron tomadas de Wikipedia.
Este artículo fue publicado en el Boletín Kerygma Año 6 Num 4 y 5 Jul - Oct 2012.